Florángel Conde y Mayra Hidalgo
Una mascota se define como un animal doméstico que convive con los seres humanos, que brinda alegría, compañía y lealtad. Algunas personas tienen la idea errada de que un animal exótico puede ser una mascota. Un animal exótico puede ser un cobayo, o un hámster que han sido criados en albergues especiales. También son animales exóticos las serpientes, monos, reptiles, aves, peces, tortugas, insectos, etc. La mayoría son introducidos de contrabando al país, en condiciones deplorables, descuidando su salud y su integridad.
¿Comprar o vender animales exóticos es una forma de maltrato animal?
La compra y venta de animales exóticos es también una forma de maltrato animal, ya que estos seres vivos son arrancados a la fuerza de su hábitat natural, transportados en pésimas condiciones a otra zona o país, no reciben atención veterinaria, una correcta alimentación o condiciones básicas de higiene, además de estar violando las leyes. El tráfico ilícito de especies constituye una acción contra la diversidad biológica, específicamente a la fauna, ubicándose entre el segundo y tercer lugar de mayor práctica delictiva en el mundo. Por tal razón es un problema que requiere la creación de conciencia ciudadana por parte de la población y la aplicación de la ley por parte de las autoridades de sanidad animal que rigen a un país.
La entrada de una especie animal exótica a un país, puede traer graves consecuencias, debido a que se pueden estar introduciendo además agentes patógenos que pueden producir enfermedades a otros animales e inclusive al ser humano, en razón a que la mayoría entran de manera ilegal, por contrabando, sin permisos sanitarios que avalen su buen estado de salud. Las personas inescrupulosas que se lucran con la venta de estos animales no los ven como seres vivos, sino como una simple mercancía con la cual pueden hacer dinero fácil vendiéndolos a personas que, tal vez solo lo están adquiriendo por moda, más que por darle un hogar y cariño a un ser vivo indefenso, que ha sido arrancado violentamente de su hábitat natural, solo para lucrar a personas sin escrúpulos y para complacer los caprichos de otro. Estos animales no reciben un trato digno; se les pone un precio, toda su vida encerrados, como si fueran objetos de exhibición, cuando deberían ser libres.
El comercio de animales exóticos pone en peligro a estas especies, y altera el delicado equilibrio de la fauna local ya que las especies introducidas por el hombre pueden alterar ese ecosistema.
Todos los animales protegidos por leyes de flora y fauna de distintos países son considerados silvestres y no deben, bajo ningún concepto, ser mantenidos como mascotas. Las personas conscientes y entusiastas de las mascotas exóticas deben oponerse en todas las maneras posibles a la venta de animales silvestres al borde de las carreteras, su comercialización inapropiada o la venta de sus productos derivados y al exterminio de la vida silvestre por personas interesadas sólo en su explotación.
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